EL JENGIBRE
El jengibre es uno de los estimulantes digestivos más poderosos que se conocen y un remedio muy eficaz contra los mareos y náuseas.
Las múltiples virtudes que se atribuyen al jengibre se deben sobre todo a la riqueza en aceites volátiles. También posee sustancias fenólicas, enzimas proteolíticas, ácido linoleico, vitaminas (especialmente B6 y C) y minerales (calcio, potasio, fósforo y magnesio).
Por todo ello sus principales beneficios son:
Para el mareo: Reduce los síntomas asociados al mareo, las náuseas y los vómitos. Además de ser un remedio muy eficaz para el alivio de los trastornos gastrointestinales.
Tónico circulatorio: La combinación del estímulo de sudor y del torrente circulatorio induce a mover la sangre hacia la periferia. Esto lo hace apropiado para sabañones, hipertensión y fiebre. El jengibre también inhibe la agregación plaquetaria, por lo que contribuye a prevenir enfermedades cardiovasculares.
Calorífico: El jengibre puede ayudar a la sudoración, y es muy útil en resfriados y gripes.
Antioxidante: El jengibre es rico en antioxidantes que retrasan el proceso de envejecimiento.
Antiinflamatorio: Sus gingeroles, principales componentes activos del jengibre y responsables de su sabor distintivo, son aceites volátiles con propiedades antiinflamatorias muy potentes. Personas con artritis reumatoide experimentan alivio en su dolor e hinchazón y mejoras en su movilidad cuando consumen jengibre regularmente.
Anticancerígeno: Los gingeroles también pueden inhibir el crecimiento de células de cáncer colorrectal, como sugieren los resultados de distintos estudios.
Actividad muscular: Presenta un alto contenido en magnesio, calcio y fósforo, que participan activamente en la contracción del músculo y en la transmisión del impulso nervioso. Constituye, pues, un remedio útil para prevenir y combatir espasmos musculares y debilidad muscular.
Precauciones: En dosis altas puede producir gastritis y está desaconsejado en caso de úlcera gastroduodenal. A las embarazadas y madres lactantes se recomienda en dosis bajas y durante periodos cortos. Tampoco conviene a niños menores de 6 años.
Diferentes presentaciones
Rizoma fresco: Así es como se suele usar en Asia. Los rizomas jóvenes tienen la piel dorada y un sabor más complejo y menos picante que el de los viejos, de piel oscura. Se añade entero o cortado a sopas y guisos, y también se ralla y se exprime para obtener su jugo.
En polvo: Proviene de los rizomas secos. Su aroma y sabor son más pronunciados y picantes. Se utiliza en cocina como especie.
Encurtido: De suave tono rosado, es un producto de origen japonés, llamado gari, que suele acompañar el sushi y el maki. Se prepara con rizomas frescos, vinagre, azúcar y una pizca de café y de sal.