Generosidad

Generosidad

 

GENEROSIDAD

 

    Ser generoso es una de las claves esenciales para ser feliz, para vivir con bienestar y plenitud.

 

        La generosidad brota del que tiene un gran corazón, un corazón abierto y seguro de sí mismo; del que es consciente y sabe que los tesoros más valiosos que tenemos, como el amor, la amistad, la felicidad, la alegría y la paz, no disminuyen cuando se dan, sino que se incrementan y además fortalecen los vínculos con los demás.

 

    Hablo de la generosidad desinteresada y sincera.

 

    Porque cuando uno da con la intención de recibir aprecio, reconocimiento o cualquier cosa a cambio de lo dado, es una generosidad condicionada y genera desconfianza; el acto de dar o compartir se convierte en un negocio en el que alguien da a cambio de algo.

 

      La generosidad brota de la confianza en uno mismo y nos protege de la incertidumbre y del rencor.

 

    Cuando somos generosos nos abrimos a nuevas oportunidades para conocer, compartir y acercarnos a la otra persona.

 

    Ser generoso no es dar para quedar bien, para tener una imagen de persona buena y amable; este tipo de generosidad surge de alguien inseguro y con el corazón cerrado, que necesita del apoyo del otro, y esto genera expectativas que hacen que se mida lo que se da y por tanto ya no se hace con espontaneidad y alegría.

 

    Dar con generosidad también implica hacerlo sin alardear de lo que se ha dado, sin echarlo en cara, sin que se note y sin que el otro se sienta pequeño y humillado por nuestra ayuda.

 

        Nuestro corazón debe estar abierto a compartir y a disfrutar con ese acto, porque cuando vivimos el dar como un sacrificio, el que lo recibe tiene dificultad para hacerlo con placer ya que parece que tenga que pagar algo a cambio de ese sacrificio.

 

    Cuando eso sucede debemos preguntarnos cuales son los temores que nos impiden dar con apertura de corazón.

 

        Es posible que en algún momento nos hayamos sentido heridos, engañados o maltratados porque no han cumplido nuestras expectativas, en este caso debemos sanar nuestro corazón, perdonando y generando buenos sentimientos que serán la base para una auténtica generosidad.

 

        Es probable que el temor se base en perder, o que nos quiten lo que tenemos; también la inseguridad en el futuro.

 

    Ya sé que es algo que nos acecha constantemente, pero podemos pensar que las cosas realmente importantes no son materiales y que nos estamos aferrando a algo que no es estable ni permanente, a algo externo, cuando lo que verdaderamente tiene valor son las relaciones con los demás y lo que compartimos con ellos.

 

    Cultivar y nutrir la paz, el amor, la alegría, la felicidad, la amistad,…Estos son nuestros tesoros internos más valiosos y nuestro propósito de vida es compartirlos.

 

    Al hacerlo no solo se incrementan en nosotros y nuestros allegados sino que se genera una transformación en el ambiente que nos rodea, eliminando la negatividad y el pesar.

 

    La generosidad brota de la seguridad y estabilidad interior.

Encarna

 

La vida no es sino el resultado de tu actitud. Lo que das es lo que vas a recibir.